Buen Camino

Es la expresión más escuchada tanto ayer como hoy: buen camino.

Ayer en el aeropuerto de Santiago la escuchamos y nos caló, como la fina lluvia caída en el día de hoy, nuestro primer día de Camino.

Escribo estas líneas desde uno de los dos ordenadores que tienen en el albergue-restaurante-cervecería Mirador, en Portomarín, mientras una fina lluvia riega el río Miño y los verdes campos que le rodean.

Junto al río Miño

El descanso del peregrino. Alojados ya en albergue, ducha, lavadora, secadora, un ratito de descanso, y paseo para fotografiar los momentos, el pueblo y estirar las piernas.

Salimos de Sarria esta mañana sobre las 09:00h, y hemos llegado a Portomarín sobre las 15h.

Cantidad de verde y agua nos han acompañado hoy en el trayecto Sarria-Portomarín. Qué gozada. Alrededor de 22,4 km por caminos rurales, corredoiras le dicen aquí, acompañados a ambos lados por verdes prados y bosquecillos de robles y castaños.

Hemos podido ver pastar a las vacas de raza rubia gallega, fuente de ingreso de la mayoría de las familias que viven en los pequeños pueblos que atravesamos, y pasar junto a ellas justo después de comer en Mirallós. ¡Anda que se quitaban del camino! Nos ha tocado bordear a nosotros.

También dejamos atrás pequeños huertos y campos de maíz,  ya recogido, cuyas mazorcas reposan o han reposado en los hórreos que hay junto a las casas.

Cantidad de arroyuelos bordean el camino, tantos como albergues del peregrino, casi todos ellos cerrados en estas fechas de frío y agua. Los del lugar nos dicen que aquí lleva 50 días lloviendo sin parar.

Y ya en el final de la etapa de hoy más agua, en forma de río, el Miño. Creo que este, junto a su afluente el Sil, eran los únicos ríos gallegos que estudiábamos en la egb, y recitábamos de memoria bajo la atenta escucha del profesor y de los compañeros.

Con qué ganas hemos atravesado los 350m de puente sobre el Miño que nos ha acercado hasta Portomarín, pueblo de fachadas blancas y tejados grises.

A lo largo del día apenas hemos coincidido con otros peregrinos. Un rato coincidimos con Sebas y Gonzalo, padre e hijo,  mientras hablaban con una pareja de peregrinos que descansaba en el borde del camino.

Quizás ahora cuando regrese al albergue municipal de Portomarín, me encuentre a alguno de los 19 peregrinos que anoche estaban también alojados en el albergue municipal de Sarria: tres coreanos, ocho españoles, un ruso, un inglés, un croata, dos francesas, un sueco, una italiana y un finlandés.

Sí, información veraz. Nos la facilitó Olga,  del albergue de Sarria. Y también la edad de los peregrinos. «Qué preguntón este tío», pensaría ella. Treinta y cinco años era la edad media de los 19 que estábamos anoche. El más mayor Sebas, de 57 años, que nació en el 57, y el más joven mi hijo Alberto, de 17.

Bueno, ya anochece, son las 19:42, y nos espera cena y descanso.

Mañana nos espera la etapa Portomarín-Palas de Rei. Alrededor de 25 km, que nos dejará a 67,9 km de Santiago.

Yo os dejo ahora. Buenas noches.

Y buen camino.

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