Hace ya unas semanas que llevaba la idea de asomarme por aquí de nuevo. Pero no encontraba el momento, o la manera, o la prosa, o el tintero, o la herramienta, o el motivo, o la buena excusa para hacerlo.
El motivo que me lleva a esta ventana no es otro que el contar, relatar, pintar, encalar y trazar con palabras e imágenes. Y el de expresar, compartir, y advertir que el sentir es también de y para los demás, otros y otras, vosotros y vosotras. Y para mí también. Vosotros, vosotras y uno mismo, colectividad.
Porque cuando expresas y escribes, lo haces por tí, y por ella, y por él, y por todos, pero por tí el primero. Así lo siento yo. Escribo y expreso también por y para mí. Porque las palabras resuenan en tu interior, salen de tí y vuelven a tí. Las palabras son boomerang.
Y también sientes que las palabras no siempre están. Las buscas y no están. Las nombras y no resuenan. Las llamas y no contestan. Presientes y percibes que, a veces, las palabras no están. Es como un abecedario de pared, vocales sin voz, alfabeto callado, rieles sin cortinas.
Y cuando salen, al principio, asoman despacio, pidiendo autorización y consentimiento. Y te preguntas si saldrán de verdad, y si volverán.
Despacio, de manera pausada y modal sobrio, sin alboroto, van buscando la abertura y aquellos surcos en el aire que las hagan fluir.
Y así por hoy compongo, para que vuelen, para que naveguen, para que silven, para que salgan, que lleguen y vuelvan.
Y el pincel por hoy es breve
Quizás para abecedario de pared.
Acaso surcos en el aire.
Sí lo es terruño en barbecho. También para mí
Debe estar conectado para enviar un comentario.